Educar a los hijos es una de las tareas más complicadas a las que ustedes como madres de familia se pueden enfrentar. Sin embargo, existen elementos que pueden ayudar de una manera coherente a educar a los pequeños, en la actualidad, podemos encontrar algunos estímulos y situaciones que se suscitan en casa y que pueden mejorar la manera de como educar a los hijos.
Por ello, en Mi Libro Mágico te mostramos una lista de acciones COHERENTES a realizar en determinados escenarios en los que te veas inmerso.
Supongamos que: Le das una bofetada a tu hijo porque él ha golpeado a su hermano mayor. ¿Cuál es la coherencia de este acto? Recuerda que…
Un ejemplo vale más que mil palabras para educar a nuestros pequeños
- Los pequeños tienden a imitar todas las conductas, buenas y malas, que perciben de aquellos que conforman su círculo más cercano, es decir, padres, hermanos mayores, primos, etc.
- Podemos aprovechar las costumbres cotidianas -como saludar, comportarnos en la mesa, respetar las normas al conducir- para que ellos adquieran hábitos correctos.
Sirve de muy poco la teoría, si no se lleva a la práctica, educa a tu hijo con el ejemplo.
La comunicación es la clave para educar con coherencia a tu hijo
- Recuerda que la comunicación VERBAL solo la conforma en promedio el 7%, mientras el 93% restante es comunicación NO VERBAL, por ello debe existir suma coherencia entre lo que se dice y lo que se hace.
- Si pronuncias la palabra “Bien” entonces que se note que realmente lo estás haciendo. Las palabras, los gestos, las miradas y las expresiones que utilizas deben de ser parte de aquello que estás diciendo.
- La comunicación no verbal nos sirve para conocer y expresar con mayor exactitud nuestros sentimientos.
- Por otro lado, e igual de importante es enseñarle la correcta manera de comunicarse de acuerdo a la dicción adecuada de nuestra lengua, hablarle mucho, sin prisas, contarle cuentos y también dejar que él sea quien nos los cuente. Educa con coherencia a tu hijo con disciplina y sin amenazas
- Las normas deben ser claras, coherentes e ir acompañadas de explicaciones lógicas.
- El pequeño debe saber a la perfección la situación a la que se enfrentará si es que hace caso omiso a las normas. Por ejemplo, debemos dejarle claro que después de jugar tiene que recoger sus juguetes.
- Es importante que el niño -y también nosotras- comprendamos que sus sentimientos no son el problema, pero sí las malas conductas. Y ante ellas siempre hay que fijar límites, porque hay zonas negociables y otras que no lo son. Si se niega a ir al colegio, tenemos que reconocerle lo molesto que es a veces madrugar y decirle que nosotros también lo hacemos. Mejora tus aptitudes como padre, déjalo experimentar aunque se equivoque.
- La mejor manera para que los niños exploren el mundo es permitirles que ellos mismos experimenten las cosas. Y si se equivocan, nosotros tenemos que estar ahí para cuidar de ellos física y emocionalmente, pero con límites.
- La sobreprotección a veces nos protege de ciertos miedos, pero no a los pequeños. Si cada vez que se cae o se da un golpe, por pequeño que sea, corremos alarmados a auxiliarlo, así estaremos animándolo a la queja y acostumbrándolo al consuelo continuo. Tenemos que dejarles correr riesgos, no compares ni descalifiques a la hora de educar a tu hijo
- Hay que eliminar frases como «aprende de tu hermano, ¿Cuándo vas a llegar a ser tan responsable como tu prima?
- No conviene generalizar y debemos prescindir de expresiones como «siempre estás pegándole a tu hermana» o «nunca haces caso».
Seguro que hace muchas cosas bien, aunque últimamente se esté comportando como un verdadero «trasto». Cada niño es único, no todos actúan al mismo ritmo y de la misma manera.