¿Qué tipo de padre soy permisivo o autoritario?

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Encontrar el punto medio para no caer en los extremos de ser demasiado permisivo o autoritario es, sin duda, un gran reto como padre de familia.

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Hablar o tratar a tus hijos con demasiada autoridad y de manera unilateral puede afectar severamente las relaciones y lazos familiares, ya que la comunicación que debiese existir se convierte en una orden indiscutible, quedando fuera cualquier oportunidad de debate, acrecentando con ello la falta de seguridad y autoestima en tus hijos, sin embargo, si te permites escuchar sus argumentos y comunicarte con ellos tendrás la oportunidad de hacerlos conscientes de tus decisiones, ellos se sentirán escuchados y podrán entender con razón tu decisión (aunque no estén de acuerdo) y la aceptarán con mayor facilidad.

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Los niños que son educados con cierta flexibilidad han demostrado ser adultos, mucho más abiertos y seguros, en cambio, los que crecieron en un ambiente mucho más cerrado y rígido tienen serias dificultades de adaptarse a las diferentes situaciones y demuestran un alto nivel de inseguridad.

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Sin embargo, recuerda siempre que el responsable de ellos eres tú y siempre habrá decisiones y reglas que deben seguirse como lo indicas; puedes explicar tus argumentos y podrás escuchar los de ellos, pero tendrás que ponerlos en marcha.

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El reto está en ser su amigo y que te sientan cercano, sin perder tu autoridad ni que te confundan como su “cuate”, pues están en planos completamente diferentes. Estamos de acuerdo con que los niños ya no son como los de antes, pero también la formación de los padres ha cambiado.

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El peligro más frecuente hoy en día es el extremo de ser demasiado permisivo, sin darse cuenta de que al no tomar las riendas y su responsabilidad como padres puede ser un grave error. Cuidado, no te confundas, pues dicho error traerá como consecuencia jóvenes intolerantes, irresponsables y con poca oportunidad de ser ellos mismos. Recuerda que es mejor no perder de vista que tu decisión ante una situación puede ser la gran diferencia para formar un adulto responsable, autónomo y feliz.

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Favorece el diálogo y la escucha efectiva. Recuerda siempre que los extremos son los peligrosos.

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