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Cuentos Cortos para el Control de las Emociones

Escrito por:

Maguito

Cuentos cortos para el control de las emociones.

Escrito por: Maguito

Los cuentos para fomentar el habla no tienen como objetivo acelerar el proceso que cada niño tiene, en cambio, son una herramienta útil para motivar a los niños a expresarse.

Te invito a leer estos dos cuentos cortos cuando tu peque lo requiera.

Las Abejas:

‍Con la primavera llegó el calor. Para refrescarse, Sally y René fueron caminando en compañía de su mamá a la plaza de su pueblo para comprar helados. Estaban sentados en una banca de la plaza, cuando una abeja se paró encima del helado de Sally. Tanto se asustó Sally, que por poco tiró su helado.

‍Su mamá la tranquilizó y le explicó que a la abeja se le antojó su cono porque lo dulce le sirve para hacer miel: “La miel es muy dulce y tu helado es dulce. Por eso esa abeja vino a probar tu helado; puedes compartirle un poquitín y la harás muy feliz”. Sally entendió y siguió disfrutando de su helado.

‍René preguntó: “¿Y, por qué hacen ese ruido las abejas?” La mamá les explicó que las abejas tienen unas alas muy pequeñas que se mueven a gran velocidad, y por eso hacen ese zumbido. “¿Zumbido?” preguntaron los dos. “Sí, así se llama el sonido que producen las abejas cuando vuelan”.

Los tres se dedicaron a disfrutar de su helado mientras observaban el ir y venir de la abeja.

El Fútbol:

Hoy, René llegó enojado de la escuela. Su mamá le preguntó qué lo tenía así de molesto. Al principio, René no quería contar nada, prefería cruzarse de brazos. Después de un rato, por fin, René le contó a su mamá que en el fútbol nunca lograba quitarle el balón a sus amigos.

“¿Y eso te hace sentir triste?”, le preguntó su mamá.

¡Sí!, admitió René.

‍René comprendió que eso lo hacía sentir triste y a la vez enojado. Él quería jugar, pero no era tan bueno alcanzando a sus compañeros. Su mamá lo abrazó.

A veces solo necesitamos un abrazo cuando nos sentimos tristes. Los abrazos son la mejor medicina para la tristeza. A Sally, que también jugaba fútbol, se le ocurrió una idea:

“¿Y si juegas de portero? Los porteros no tienen que correr por toda la cancha”. René no estaba muy convencido. Sally le propuso salir a jugar un poco: ella le arrojaría el balón y René trataría de detenerlo.

Durante toda la tarde, los niños practicaron en el parque. René descubrió que ser portero era muy divertido, que no tenía que correr tanto y que era bueno atrapando los balones en el aire. Al otro día en la escuela, René le propuso a sus amigos cuidar la portería. Como portero era mucho mejor jugador. ¡Ahora sí que René se divirtió!

El Árbol de las Emociones:

Había una vez un árbol muy especial en el centro de un bosque encantado. Este árbol tenía hojas de todos los colores del arcoíris y sus ramas bailaban al ritmo del viento.

Un día, un grupo de animales curiosos decidió acercarse al árbol para descubrir su secreto. La ardilla preguntó: "Árbol, ¿cómo haces para tener hojas tan brillantes?" El árbol respondió con una sonrisa: "Mis hojas reflejan mis emociones. Cuando estoy feliz, mis hojas brillan con colores vivos. Cuando estoy triste, mis hojas se vuelven grises y caen al suelo".

Los animales quedaron asombrados y la mariposa preguntó: "¿Cómo podemos ayudarte cuando estás triste?". El árbol respondió: "Cuando estoy triste, sólo necesito que alguien me abrace o me hable con cariño. Así puedo sentirme mejor y mis hojas vuelven a brillar".

Desde ese día, los animales del bosque se convirtieron en amigos del árbol. Cuando se sentía triste, lo rodeaban con amor y cuidado, recordando lo especial que era para ellos.

Y así, el árbol aprendió que todas las emociones son importantes y que siempre hay alguien dispuesto a ayudarlo a sentirse mejor.

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